Un partido fue mejor que otro. Sin ánimos de desprestigiar el categórico triunfo de Nadia Podoroska ante Elina Svitolina, el guiñito cómplice, se lo lleva la victoria de Diego Schwartzman frente a su amigo Dominic Thiem. Así de divertido es el momento del tenis argentino gracias a “Los Peques”.
Los seguidores del tenis sonreímos al momento de la disyuntiva a la que nos sometieron los dos con su llegada a las semifinales del último grand slam del año. La situación es tan parecida como la de aquel domingo 6 de junio de 2004 cuando la patria del tenis se levantaba más temprano de lo habitual. No importaba madrugar porque la bandera argentina iba a flamear en lo más alto de la Philippe Chatrier. O Gastón Gaudio o Guillermo Coria, un argentino sería campeón.
Anoche, los simpatizantes del tenis, dormimos felices. Y los que no lo son... “Argentina está pasando por un momento muy, muy difícil por la pandemia. Para mí es un honor poder darles una alegría como ésta”, dijo Podoroska cuando en la entrevista le dieron la posibilidad de hablar en español. “La Rusa”, como es más conocida en su Rosario natal, deseó que su victoria desplazara, aunque sea un poco, tanto número negativo. “Peque” le dio una mano para que su objetivo tome fuerza horas después y hoy sean más protagonistas en las noticias que el virus.
El 6-2 y 6-4 ante la ucraniana Svitolina, en una hora y 20 minutos de juego, no es tan impactante como el 7-6 (7-1), 5-7, 6-7 (6-8), 7-6 (7-5) y 6-2, con el que Schwartzman derrotó a Thiem luego de cinco horas y ocho minutos. Horas y más horas que hicieron, sobre todo para el tenis femenino, recuperar gratos recuerdos. “Me invade la felicidad. Me hizo sentir lo que sentía cuando yo jugaba: lograr objetivos con un trabajo previo”, afirmó Mariana López.
La ex tenista tucumana entre 2001 y 2010 compitió en Europa, haciendo base en Alemania. “Cocó”, que hoy colabora en la escuela de tenis que su hermano Roberto tiene en el country Las Yungas, sabe dedicarse al tenis profesional no es fácil. “Siendo Argentina, todo cuesta el doble. Destaco esa decisión que tomó de irse a vivir afuera”, remarcó sobre una realidad del tenis en esta parte del planeta.
El desarraigo para tener una carrera ascendente se mantiene, como en la época en la que López competía. Así que es mejor adaptarse y buscar el mejor contexto para la tucumana. “Cuando supe que es entrenada por Emiliano Redondi y Juan Pablo Guzmán en Alicante (España) me puse muy contenta. Eso es algo impagable porque se fue a un ambiente muy favorable. Fue irse con ‘un poco de Argentina’ también”, consideró una ventaja que ella no tuvo hace dos décadas.
“Tanto Redondi como Guzmán jugaban en la época de Patricio Árquez”, recordó sobre otro colega tucumano que también hizo carrera profesional. Él también está enganchadísimo con lo que está pasando en París. Radicado en Carolina del Sur, Estados Unidos, en la previa ya estaba seguro que Schwartzman debía aprovechar el desgaste físico de los cinco sets que había jugado Thiem en los octavos de final. “En el quinto le pude sacar el plus físico. Él estaba un poquito más cansado que yo”, consideró “Peque” sobre la diferencia, mínima, que inclinó todo el maratónico partido a su favor. “Es totalmente otro torneo diferente”, sentenció “Pato”. La pandemia obligó a que el Abierto de Francia sea reprogramado. “La diferencia de jugarlo en octubre, en vez de mayo, es muy grande”, reconoció.
Árquez compitió en challengers franceses, también en la clasificación de Roland Garros y durante diferentes estaciones climáticas. “En mayo, la pelota pica mucho más alta. Además, este año hay bolas nuevas que son más duras. Al hacer más frío, también se pone mucho más pesada la cancha”, analizó Árquez.
Podoroska y Schwartzman, a un paso de la final, deberán combatir el frío y a los rivales como lo vienen haciendo: ganando, jugando bien y haciendo de otro Roland Garros, un torneo inolvidable.